¿Cómo dejar de ser tan indeciso? 4 herramientas para solucionarlo

Tanto si escoges algo como si no, estás tomando una decisión.

Si partimos de ahí, SIEMPRE estamos tomando decisiones en la vida.

La diferencia es si lo hacemos conscientemente o no.

aprender-a-tomar-mejores-decisiones

“Es que yo soy muy indeciso, escoge tú.”

Ahí has decidido, has decidido que alguien más lo haga por ti.

Para tomar decisiones más conscientes tenemos que aprender a confiar en nosotros mismos, en que sabemos lo que nos va a generar satisfacción.

Suena simple y sé que, a priori, no parece darle respuesta a tu gran dilema:

¿Cómo dejar de ser tan indeciso?

Te invito a que sigas leyendo para que juntos encontremos la respuesta.

¿Por qué me cuesta tanto tomar decisiones?

TODOS tenemos miedo a tomar malas decisiones, sobre todo en situaciones y cambios inesperados, porque no nos han enseñado a confiar en nosotros.

Pero, ¿qué otras cosas pueden estar interfiriendo en nuestra toma de decisiones?

Hay dos cosas puntuales que considero que nos están frenando más de lo que creemos:

Presión por complacer a los demás

Una de las cosas puede ser que estás siempre tratando de complacer a otras personas.

Cuando ponemos las opiniones y los intereses de otras personas primero que el nuestro, obviamente vamos a priorizar la reacción de nuestro entorno al tomar una decisión.

¿Qué va a pensar mi mamá?

A mi pareja no le va a gustar que yo haga eso.
A mis amigas les va a dar un ataque cuando se enteren.

Este es el tipo de pensamientos que nos acompañan una y otra vez, y no nos dejan hacernos las preguntas correctas:
¿Esto es lo que realmente quiero?
¿Qué saco de esto?

¿Quiero atreverme a ver qué pasa o prefiero quedarme con la duda?

Claro que debemos ser prudentes y coherentes con las decisiones que tomamos, y asegurarnos de que no estamos haciendo daño a nadie.

Pero eso es MUY DIFERENTE a tomar una decisión basada en lo que otros quieren y NO en lo que tú quieres.

Si quieres consultarlo, adelante.

Lo que NO debemos permitir es que las opiniones de los demás pesen más que la nuestra al tomar una decisión.

Mucho menos debemos permitir que los demás tomen la decisión por nosotros.

Demasiadas opciones 

¿Te ha pasado que estás buscando ropa y terminas súper abrumado sin saber qué escoger?

Hay tantos colores, tantos modelos, tanto que elegir, que a veces nos paraliza.

Esto me ha pasado tanto en tiendas físicas como al comprar por internet.

Tengo tanto que ver, tanto de donde elegir, que se alimenta mi indecisión o incluso se genera ahí.

Y es que uno puede llegar con una idea clara, y luego no recordar ni qué estaba buscando.

Las posibilidades parecen infinitas en casi todo, no solo con la ropa; a la hora de escoger un restaurante, una lámpara para la casa, el plan del fin de semana y hasta al escoger con quien hacer match en una app de citas.

Parece que siempre nos estamos perdiendo de algo más, de un perfil mejor, un mejor precio, de un mejor estilo, de una comida más rica…

Pero al final hay que entender que NO siempre hay que elegir rápido, ya, AHORA; se vale decir “todavía no estoy seguro” o “déjame pensar un poco más”.

Hay que internalizar que nosotros somos los ÚNICOS que podemos saber lo que REALMENTE queremos y que si eso está bien para nosotros y nos da paz, entonces esa es la MEJOR decisión que hemos tomado.

Y también debemos estar cómodos con la idea de cometer errores.

Nos ponemos una presión TAN GRANDE de escoger YA y de tomar la MEJOR decisión sin fallar en el intento, que casi nos estamos pidiendo a nosotros mismos despojarnos de nuestra condición de humanos.

Acciones para tomar mejores decisiones

La habilidad de tomar decisiones, como cualquier otra habilidad, se trabaja y se practica.

Estas son algunas cosas que hago tanto en mi día a día, como cuando me enfrento a una decisión importante, y siento que me han ayudado MUCHÍSIMO a tomar mejores decisiones y a sentirme en paz con ellas:

1. Conecta con tus emociones

Necesitamos conectarnos mucho mejor con nuestras emociones, y quizá suene un poquito abstracto, pero las emociones que sentimos al atravesar cambios o cuando estamos a punto de tomar una decisión, siempre nos traen información VALIOSA que nos ayuda a descifrar lo que verdaderamente queremos.

Nada más hay que pensar en las decisiones de las que hemos estado 100 % SEGUROS, y recordar esa emoción que nos invade y que nos hace sentir como acelerados, como con ganas de EMPEZAR YA.

¿Lo has sentido?

Cuando dudamos y buscamos afuera, nos quitamos la oportunidad de SENTIR para poder RECONOCER lo que realmente queremos.

Son tres maneras muy valiosas que nos permiten conectar con nuestras emociones.

meditar-para-elegir-mejor

2. Define tus objetivos

¿Qué quieres conseguir con esta decisión?

¿Cuál es tu objetivo final?

¿Cuál de todas las opciones te acercan a lo que quieres?

¿Qué decisión te aleja de lo que quieres?

Estas preguntas nos llevarán a tomar decisiones estratégicas en nuestra vida.

No se trata de lo que está BIEN o de lo que está MAL.

Sino de lo que es adecuado para TI, según lo que quieres conseguir.

A veces buscamos las respuestas afuera  en base a lo que es “correcto”, a lo que se espera de nosotros o a lo que DEBERÍAMOS hacer.

Pero realmente lo que nos va a ayudar a tomar la mejor decisión frente a esa situación inesperada, es tener claro hacia dónde vamos.

A veces queremos conseguir más experiencia, ganar mejor, tener más tiempo, cambiar de profesión, hacer nuevos amigos, experimentar cosas nuevas e incluso podemos tener varios objetivos al mismo tiempo.

Entonces, pregúntate:

¿Qué es lo que quiero conseguir con esta decisión en función a mi situación actual?

3. Dedícate tiempo a ti

¿Y qué pasa cuando a veces NI SIQUIERA SABEMOS QUÉ QUEREMOS?

¿Cómo definimos esos objetivos?

Pues, imagina que quieres aconsejar a una amiga en la toma de una decisión asertiva, ¿Qué es lo primero que harías?

Seguramente sería escucharla, saber bien qué es lo que quiere, considerar la situación que tiene y conseguir suficiente información sobre lo que le está pasando para poder dar un buen consejo.

Lo mismo aplica para ti.

Y eso solamente lo puedes lograr dedicándote tiempo.

Yo sé que no siempre es fácil, sobre todo cuando tienes responsabilidades familiares, pero se ha demostrado, incluso científicamente, que dedicarte por lo menos 10 o 15 minutos diarios, al momento de despertar o antes de dormir, puede ayudarte a conectar contigo y a tomar decisiones más rápido.

Date el tiempo para quedarte a solas con tus pensamientos, quizá al tomarte el café de la mañana sin prisa, respirando un poco de aire por la ventana, mirando por la ventana del autobús de camino al trabajo, meditando unos minutos antes de dormir, paseando a tu perro, tejiendo, orando, dibujando, escribiendo…

¡Hay tantas maneras de volver a ti!

Pero lamentablemente nos dejamos de últimos en nuestra lista de prioridades, y a veces ni siquiera estamos en esa lista.

4. Recuerda que tú puedes

Cuando necesitamos validación externa es porque desconfiamos de qué tan buenos somos tomando decisiones.

También es verdad que es porque hay muchas opciones y eso puede ser muy abrumador, como te comentaba al principio.

Pero aquí lo importante es que recuerdes que la vida es una sucesión de decisiones que tomamos todos los días.

Es decir, que esto YA lo has hecho antes.

Pero, si lo que te estás preguntando es “¿cómo confiar en mí y en que puedo tomar buenas decisiones?”

Puedes hacer un ejercicio simple pero bastante motivador:

Toma papel y lápiz y anota una lista de todo lo que consideras que son tus fortalezas.

Puede ser difícil o retador si no estás acostumbrado a esto, pero quizá te sirva recordar también aquellos halagos que te hacen los demás y que están relacionados con tus capacidades.

¿Qué es eso que te hace diferente?

¿Qué herramientas has utilizado para solventar problemas en tu vida o en tu trabajo?

¿Qué crees que te hace fuerte?

Otra cosa que te puede ayudar mucho es analizar situaciones anteriores en las que tomaste buenas decisiones o hiciste que las cosas salieran bien.

Puedes hacer otra lista con esto o simplemente utilizarlas para recordar qué te ha funcionado anteriormente.

como-tomar-mejores-decisiones

Ejercicio para tomar decisiones difíciles

Una práctica concreta que me ayuda mucho cuando voy a tomar una decisión difícil o me enfrento a decisiones importantes en la vida, es la visualización.

Practicar el hábito de la visualización es muy sencillo, solo necesitamos un espacio en un lugar tranquilo, que no tiene que ser en el medio del bosque o en una sala zen, nos basta con nuestra habitación, incluso el baño, en medio de la sala o en el patio o balcón, si tienes.

Lo importante es que estés solo y en silencio y que conectes con esa visión de lo que TÚ quieres lograr, de la versión que TÚ quieres ser de ti mismo.

Se trata de desconectarse del mundo exterior por un momento y entrar a tu imaginación para pensar en cuáles son los posibles escenarios que esa decisión te presenta.

Si eres una persona que te cuesta mucho visualizar, que te cuesta meditar, que todo esto suena abstracto para ti, no pasa nada.

A ti te invito a que diseñes un collage o mapa de sueños en tu computadora, en tu teléfono o incluso en físico, con recortes, fotos, palabras y/o dibujos, para establecer esa imagen que tienes de lo que quieres conseguir y poder ver con claridad las posibilidades que se abren con esta decisión.

Incluso tener solo por escrito cuáles son las ventajas y las desventajas de esa decisión en particular, puede ayudarte mucho a ver con claridad aquello que te conviene y a que definas cuáles son las acciones que puedes empezar a tomar.

Espero que este artículo te haya ayudado muchísimo si estás en una etapa donde tienes que tomar una decisión importante en cualquier área de tu vida o para confiar más en ti, en tu poder de decisión y en que SOLO tú puedes saber qué es lo MEJOR para ti porque, sin duda alguna, es así.

No dudes en escribir un comentario aquí abajito, si tienes alguna duda, si te gustó el artículo o si tienes algo que agregar. Yo estaré feliz de leerte y contestarte.

Y si sientes que necesitas trabajar más en tu indecisión y en tu confianza, también es normal. La confianza en nosotros mismos es algo que lamentablemente no cultivamos desde temprana edad, pero es algo que se puede aprender y que mejora nuestras vidas muchísimo. Recuerda que podemos trabajar juntos en esto con cualquiera de mis programas de coaching personalizados:


Anterior
Anterior

Los 5 lenguajes del amor: descubre el tuyo

Siguiente
Siguiente

¿Qué es el síndrome del impostor y cómo controlarlo?