Miedo a expresar mi opinión, ¿cómo puedo hablar con seguridad?
A medida que vamos creciendo, empezamos a ver al mundo desde nuestros propios miedos, desde los miedos de otros o simplemente dejamos que algunas situaciones desagradables se queden con nosotros más tiempo de lo que deberían.
Si te ha dado miedo reclamar algo que consideras injusto, si a veces te quedas callado en medio de una conversación porque crees que tu opinión es demasiado tonta para decirla en voz alta o si incluso te has comido algo que no pediste solamente por decir “esto no es lo que ordené, ¿podrías cambiármelo, por favor?”, este artículo es DEFINITIVAMENTE PARA TI.
Miedo a expresar mi opinión, ¿cómo puedo hablar con seguridad?
Lo primero que quiero decirte es que no estás solo.
Si quise abordar este tema es porque vengo trabajando en él desde hace mucho tiempo en mi vida, y no cambiaría por nada esa sensación de alivio y ese gustito que siento cuando no me quedo callada y cuando tengo el valor de decir eso que tengo atorado en la garganta, especialmente cuando lo hago de manera asertiva y veo que el mundo sigue girando igual y que no sucede nada catastrófico de lo que había en mi mente.
Pero, ¿por qué tengo miedo a expresar mi opinión en público?
¿Cuáles son las razones por las que no expreso mi opinión?
Hay muchísimas razones, pero hoy vamos a abordar las más comunes:
Puede que te hayas criado en un ambiente donde tus opiniones eran invalidadas.
Quizá tengas una opinión pobre sobre ti mismo.
No te sientes con el derecho de emitir tu opinión.
Miedo al ridículo.
Miedo a ser señalado.
Miedo a equivocarse.
Eres perfeccionista.
Quieres tener el control.
Miedo a lo que los demás piensen.
No quieres caer mal o parecer una persona grosera.
Necesidad extrema de validación externa.
Falta de práctica. No estás acostumbrado a decir lo que piensas.
Por favor, quiero que sepas que TODO esto se puede trabajar. Yo personalmente he pasado por esto y ahora mismo considero que estoy en un punto en mi vida donde me siento más cómoda defendiendo lo que creo justo, cómoda con mi voz y más cómoda con expresar mi opinión en público.
Y no es un camino lineal, pero es posible.
Puede que para algunos sea más complicado que para otros y eso está bien.
De hecho, en psicología, el extremo de esto se considera una fobia a la que se le llama alodoxafobia.
Si sientes que es algo con lo que has batallado demasiado, no solo te recomiendo estas 9 herramientas para sentirte más cómodo expresando tu opinión en público sino que, si sientes que es un obstáculo o un problema grave en tu vida, te invito a buscar ayuda.
En mis programas de coaching he abordado esto con muchos de mis clientes y realmente ha sido muy satisfactorio ser parte de todo este proceso y ver crecer esa semilla de seguridad en ellos.
Tú puedes ser uno de ellos cuando así lo quieras, no dudes en comunicarte conmigo para conversar juntos y ver las muchas maneras en las que te puedo ayudar durante tu proceso.
¿Cómo sentirme cómodo expresando mi opinión en público?
1. NO tenemos que saberlo todo
Es importantísimo que hagamos las paces con que NO tenemos que saberlo todo antes de emitir una opinión.
No tenemos que ser expertos en algo para que nuestra opinión sea válida.
Nuestra opinión puede venir de nuestras experiencias y de cómo vemos el mundo.
No hay NADIE que sea una enciclopedia viviente o que lo sepa todo.
Algunas personas quieren aparentarlo y lo hacen de manera exitosa, pero TODOS ignoramos algo por pequeño que sea.
No tengas miedo de hablar con firmeza, no hace falta que bajes el tono de voz. Si no estás seguro de lo que estás diciendo, dilo, no hace falta que te hagas pequeñito para hablar.
Lo que sí es importante es emitir nuestra opinión con humildad y decir “según lo que he vivido”, “como yo lo viví”, “según lo que leí en tal lugar”, “tenía entendido que esto era así”, este tipo de modalizaciones pueden ser muy buenas para hacerle saber a la otra persona que no es algo que dominamos por completo y que estamos abiertos a aprender al respecto.
Y lo bonito de eso es que, si hay alguien en el lugar que sepa más que tú acerca de eso, seguramente te va a poder ayudar a aprender más sobre eso, a seguir creciendo y te va a dar una perspectiva diferente si lo vivió de manera diferente a ti.
Pero si te quedas callado, te estarás robando a ti mismo la posibilidad de aprender de otros.
2. Trabaja en tu actitud
El miedo a exponernos se nota muchísimo en nuestros gestos, en nuestra forma de hablar y de actuar.
Por eso, es importante que alimentemos nuestra autoconfianza y que tengamos seguridad en nosotros.
Una de las cosas que pueden ayudarnos muchísimo a emitir una opinión con seguridad es precisamente nutrirnos de los demás, aprender cosas nuevas e investigar más sobre lo que ya sabemos.
Alimentar y cultivar nuestra mente con más información de cosas que nos gustan, que nos importan o por las que sentimos pasión, es otra manera de sentirnos más sueltos a la hora de expresar nuestra opinión en grupos.
No se trata de ser soberbios y actuar como si lo supiéramos TODO porque, como ya dije, es IMPOSIBLE que lo sepamos todo y la humildad siempre debe prevalecer, pero nos va a hacer sentir con la valentía necesaria de hablar y exponernos en público.
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3. Empieza a creer en ti
Creer en ti es la única arma que tienes para pararnos frente a los demás y emitir tu opinión con propiedad.
Saber que tu opinión IMPORTA y que tienes derecho a llenar el espacio que ocupas en el mundo, aquí y ahora, y a dejarte ver, es vital para vencer el miedo a emitir tu opinión ante otros.
Ajá, Solvy pero ¿cómo puedo creer en mí?
Recuerda que esto que vas a decir lo dices porque lo has vivido, porque lo has leído, porque de alguna manera tienes ese conocimiento.
Mantén presente que TÚ también tienes derecho a emitir tu opinión.
Trae a tu mente esos momentos de seguridad en donde has estado expuesto a los demás y te has sentido cómodo o simplemente no ha pasado nada tan grave como lo que tu mente te está haciendo crecer ahora.
El journaling ayuda MUCHÍSIMO para recordarnos esos buenos momentos que hemos tenido, a recordarnos que nada es tan caótico como las escenas que nos estamos creando mentalmente y aquellas cosas que hacemos bien, que amamos de nosotros o que son nuestro fuerte.
Es muy importante que tengas presente que NO es un examen, las interacciones humanas son eso: INTERACCIONES y, como tal, son espacios para aportar y aprender a partes iguales.
Ahora párate derecho y ¡a darle!
4. Bájale el volumen a lo que los demás piensan de ti
Yo sé que esto no sucede por arte de magia pero es importante que seamos conscientes de que:
NO sabemos qué están pensando los demás de nosotros.
NUNCA es tan grave como pensamos.
Da igual si las personas no están de acuerdo, ese es SU punto de vista y eso está bien.
NUNCA tiene que ver contigo. Las acciones de los demás tienen más que ver con ellos que contigo, normalmente la gente actúa de forma agresiva o a la defensiva porque tienen conflictos internos y heridas no sanadas, por supuesto, eso NO les da el derecho de ser groseros contigo pero siempre es bueno recordar que NO es personal y que NO tiene nada que ver contigo.
Si lo que dice esa persona te beneficia en algo, por poco que sea, detecta qué es y tómalo, pero si realmente NO aporta en nada y solamente te hace sentir mal, SUELTA eso y no dejes que se quede dentro de ti por mucho tiempo.
En este artículo te dejo 10 herramientas para aprender y practicar a quitarle importancia a lo que más opinen de ti.
Bájale el volumen a la opinión de otros para que puedas escucharte mejor.
5. Comienza de a poco
Por supuesto que si SIEMPRE has batallado con el miedo a decir lo que VERDADERAMENTE piensas, con el miedo a exponerte en público o con el miedo de hacerte escuchar, NO podemos pretender cambiar todo esto de la noche a la mañana.
Simplemente NO ES REAL y solamente te va a hacer sentir más frustrado.
Como todo en la vida, es un proceso.
Ten paciencia.
Sé constante.
Da pequeños pasos.
Ten compasión contigo.
Empieza con tu círculo de confianza.
No es un proceso lineal, puede que hoy vayas y lo hagas de maravilla y puede que mañana simplemente no quieras ni hablar; puede que un día digas “la verdad es que no me gusta esto, ¿podrías cambiármelo, por favor?” y puede que mañana estés en frente de un montón de gente hablando sobre algo que te parece injusto o defendiendo una causa que te importa.
Todos son pasos importantes, todos son válidos y todos representan un logro en sí mismos.
Comienza hoy.
6. No tienes que enfrascarte en una discusión infructuosa
Defender TU opinión no se trata de enfrascarte en una discusión sin fin, es probable que esa persona ni siquiera cambie de opinión y, de hecho, NO TIENE POR QUÉ HACERLO.
Y lo pongo en mayúsculas porque muchas veces creemos que el otro TIENE que aceptar automáticamente lo que creemos, lo que decimos y lo que opinamos, cuando una conversación se trata de aceptar y respetar lo que el otro tiene para decir.
Si ves que una conversación está yendo por un camino en espiral en donde una y otra vez están defendiendo su punto sin escucharse mutuamente e intentando convencer al otro, aprende a detectarlo y a salir de ahí cuanto antes.
Yo he tenido que trabajar muchísimo y una cosa que me gusta mucho decir en estos casos es: “bueno, definitivamente en lo único que debemos estar de acuerdo es en que no tenemos que estar de acuerdo en todo. Respeto tu opinión y espero que tú respetes la mía. Cuando gustes, podemos cambiar de tema y seguir nuestra conversación.”
Y es que al final el cariño que le tienes a esa persona o que esa persona te tiene, si es una persona cercana, no debe estar condicionada por si piensan igual o no pero SÍ debe estar marcada por el respeto mutuo.
7. Admira a otros sin minimizarte
Está bien admirar a esa persona que se expresa con soltura y seguridad en público, a esa persona que sabe más que nosotros sobre algo en particular o a esa persona que defiende su punto de vista frente a quien sea sin importar las circunstancia.
Admira a esas personas y trata de ver qué cosas de su personalidad o de su comportamiento puedes llevar a tu terreno.
Lo que no podemos hacer es interiorizar la idea de que esas personas son superiores a nosotros porque NO LO SON.
Esas fortalezas que tiene esa persona son maravillosas y , si las admiras, es porque las quieres traer a tu vida de alguna forma u otra, pero esa persona seguramente no sabe mucho de lo que tú sabes o le faltan muchas cualidades que tú sí tienes y eso es lo bonito de la vida: la diversidad.
Aprende a admirar sin minimizarte, sin ponerte pequeñito para intentar caber en un lugar y sin emitir una energía de inferioridad.
Este tipo de situaciones, de hecho, me encanta decirle a esa persona “woow qué bien se te da esto” o “eres muy bueno en esto” y generar así un ambiente bonito de admiración y respeto sin poner en tela de juicio mi valor.
8. Elige bien a quién, dónde y cuándo expresar tu opinión
Es tan simple como elegir bien tus batallas.
¿Para qué desperdiciar tiempo y energía en un espacio infértil o donde te vas a drenar?
Definitivamente se trata de no quedarte callado cuando sientes que algo es injusto o cuando es momento de hacer valer tus derechos, pero a la hora de expresar opiniones más profundas o que sabes que van a generar cierto tipo de debate, intenta escoger inteligentemente dónde, cómo, con quién y cuándo hacerlo.
A veces no es el momento oportuno o no es la mejor manera, puede que sea la situación la que no es adecuada o que la persona simplemente no sea la indicada para hablar de eso porque sabes que no te va a escuchar, porque es una persona intolerante o porque no te va a generar ningún valor.
No descargues tu energía ahí, no te drenes si no va a haber ninguna retribución o retroalimentación.
CUIDA MUCHÍSIMO tu energía.
Cuida de ti.
Así que antes de cualquier cosa pregúntate, ¿merece la pena o no?
9. Tienes permitido equivocarte
Sí, tú y todo el mundo.
Como no es imposible que lo sepamos todo, entonces es seguro que al menos UNA vez en la vida nos vamos a equivocar y equivocarse está bien.
La equivocación puede generar espacios de crecimiento y de aprendizaje, velo de esa manera y discúlpate si sientes que la situación lo requiere.
Esto es lo más valiente que podemos hacer.
Sí, alguna vez vas a decir algo imprudente.
Alguna vez vas a herir a alguien sin querer.
Alguna vez vas a decir algo que no es totalmente cierto.
Alguna vez vas a decir algo que desearías no haber dicho.
Reconócelo, acéptalo, toma las medidas que consideres necesarias y sigue adelante.
Tu voz no merece ser callada.
Si me permites, quisiera agregar una última cosa: intenta ser TÚ mismo más tolerante.
Es importante que, antes que nada, estemos abiertos a escuchar o leer la opinión de los demás sin sentirnos incómodos y con la intención de aceptar que no siempre vamos a estar de acuerdo y que no siempre vamos a entender completamente de lo que habla el otro, y eso está bien.
Porque es bueno que nosotros propiciamos un espacio seguro para que los demás puedan expresar su opinión y generemos el cambio que queremos ver, ya que muchas veces la razón por la que las personas no se atreven a decir lo que piensan, a ser genuinos, es porque siempre hay alguien que se burla o que se pone a la defensiva ante la opinión de otro y es algo bien desagradable.
Sé que vas a entenderlo perfectamente si te has visto en una situación similar.
Esto pasa en la vida real, pero SOBRE TODO en las redes sociales donde la gente se atreve más a ser intolerante, ruda y muchas veces grosera y de verdad que se quitan las ganas de decir lo que realmente queremos decir.
Así que hoy te invito a tener la mente abierta ante las opiniones de los demás y a generar un espacio seguro para el otro.