8 señales de que la necesidad de control está afectando tu vida
Esas ganas que sentimos de controlar todo a nuestro alrededor, es algo que puede resultar en decepción, agotamiento y muchísimo estrés.
La necesidad de control es algo con lo que yo he lidiado por mucho tiempo y creo que por fin me encuentro en una posición más cómoda para poder compartirlo porque siento que he comprendido muchas cosas alrededor de este tema.
La más importante de todas: mientras menos cosas intente controlar, más tranquilidad podré tener.
Pensar en este concepto un par de años atrás habría sido imposible para mí porque todavía vivía queriendo tener el control de todo, quizás pensaba que de esa forma habría menos posibilidades de sufrir.
Pero hoy me doy cuenta de que, al contrario, sufría más.
¿Cómo saber si soy una persona con necesidad de control?
Estas 8 señales de que la necesidad de control está afectando nuestra vida son las más comunes:
Pensar todo una y otra vez.
Asumir más responsabilidad de la que te corresponde.
Irritabilidad persistente.
No permitir ayuda de otros.
Negatividad constante.
No aceptar que las cosas no salgan como se espera o como se planeaba.
Nos afectan demasiado los cambios inesperados.
Juzgar el comportamiento y acciones de los demás como correcto o incorrecto.
La obsesión por el control puede ser muy compleja, pero estas son algunas características que puedo destacar de mi propia experiencia y de otros casos que he podido acompañar a lo largo de mi experiencia como life coach.
Y la verdad es que esto puede afectar nuestra relación con otros porque somos más irascibles y porque podemos hacer sentir mal a las personas que nos quieren ayudar o que buscan tender su mano.
Tampoco es para nada beneficioso para nosotros mismos porque afecta directamente a nuestra tranquilidad y paz interior.
Dejar fluir las cosas suena bien, es un concepto atractivo, pero en la práctica es bastante difícil.
Yo entiendo eso, pero es importantísimo que entendamos que tenemos que aprender a establecer prioridades y darnos cuenta de que no podemos controlarlo todo, que no todo está en nuestras manos.
No quiero que se confunda con no tener expectativas.
Se trata de la actitud con la que asumimos los cambios o los resultados, cuando son inesperados o desfavorables.
¿Cómo entender que no se puede controlar todo en la vida?
En relación a qué podemos hacer para soltar un poco el control quiero compartir con ustedes un ejercicio sencillo que nos puede ayudar a tener mayor perspectiva y a soltar:
Pon las cosas en perspectiva
Ya en el artículo sobre cómo cerrar ciclos en nuestra vida les hablé sobre las ventajas de escribir.
Y quiero rescatarlo en este caso:
Vamos a tomar lápiz y papel, es mucho mejor hacerlo de forma manual, pero si te viene mejor hacerlo en tu teléfono o en la computadora, adelante.
La idea es escribir aquello que tenemos pendiente en la cabeza:
¿Qué cosas tenemos pendientes por hacer?
¿Qué nos preocupa?
Ahora, en cada una de esas cosas vamos a hacer el ejercicio de detectar:
¿Qué está bajo nuestro control?
¿Qué requiere de nuestra atención y acción?
¿Qué podemos delegar a otros?
¿Qué no nos corresponde hacer?
¿Qué puede hacer mejor otra persona?
¿Qué se sale de nuestra área de acción?
¿Qué puede esperar?
¿En qué podemos pedir ayuda?
Con esto escrito, vamos a determinar qué está bajo nuestro control y podemos organizar acciones diferentes para cada día.
Porque no TODO merece tu atención HOY.
Es importante que, al menos por ese día, te liberes de todo aquello que no podría resolverse en ese momento y enfoques tu energía en lo que SÍ.
Este ejercicio, por pequeño que parezca, nos permite enfocarnos en aquello que es prioridad y de esa forma callar esa vocecita que tenemos en la cabeza que nos distrae de lo que es realmente importante.
Nos ayuda a hacer solo lo que podemos y está a nuestro alcance, y a dejar ir lo demás.
Nos sirve además para hacer una limpieza mental, para liberarnos de cargas que no nos corresponden.
Nos da claridad mental y tranquilidad.
Además de este ejercicio tan sencillo que ayuda a gestionar mejor la ansiedad y necesidad de control, es importante que tomemos en cuenta estas dos consideraciones adicionales y las integremos en nuestra vida:
1. Dejemos de querer rescatar a otros
Muchas veces lo que sentimos que necesitamos controlar son las acciones, situaciones y pensamientos de otros.
Es importante que seamos honestos y aceptemos cuándo estamos involucrándonos en situaciones que no son de nuestra incumbencia o que se escapan de nuestro control.
Jugar al héroe que puede con todo es un hábito que nos va a debilitar poco a poco.
Esto también se dispara cuando pensamos que alguien no está manejando una situación como creemos que debería, como le enseñamos a hacerlo o cuando creemos que están cometiendo el error que cometimos nosotros una vez y queremos salvarlos de eso.
A veces queremos ser el que quiere abarcar muchísimo para aliviarle la carga a otros, queremos hacerlo todo para cuidar de otros o nos hacemos los invencibles para proteger los sentimientos de otros pero eso, aunque puede ser muy noble, no es justo para nosotros y no es justo para los demás porque terminaremos por anularlos y les estaremos robando la oportunidad de tener sus propios aprendizajes y crecimientos.
No PODEMOS interferir en los procesos de otros, la mejor manera de ayuda es a veces cuidando de NUESTRO propio proceso.
2. Aprende a escucharte
Entrar en este círculo vicioso donde necesitamos tener el control de todo es algo que nos agota poco a poco porque todos tenemos un límite y es natural sentirnos mal cuando lo traspasamos.
Pero no nos damos cuenta de eso muchas veces cuando YA llegamos a ese punto de querer explotar, y es cuando viene el mal humor, la frustración, el agobio, los ataques de ansiedad y la gran preocupación.
Aprender a escucharnos es un trabajo del día a día.
Pararnos cada día a pensar cómo me siento, por qué estoy agobiándome, qué puedo hacer hoy y que debo permitirme dejar para después o en manos de otros, es importante.
También lo es aceptar cuando ya hiciste lo que te correspondía hacer al respecto y cuando te toca esperar que esa acción que hiciste dé sus resultados.
Una de las cosas que nos puede ayudar a dejar ir el resultado y a aceptar que ya hicimos lo que podíamos es poner nuestra mente, al día siguiente, en otra cosa.
No quedarnos pensando una y otra vez en lo anterior.
Es importante que entendamos que todo va a seguir el curso que tenga que seguir, así queramos o no manipular el resultado.
Confía en ti.
Confía en lo que has hecho.
Confía en la capacidad de los demás.
Quiero compartirte una cita de alguien a quien admiro mucho, su nombre en Instagram es @yogagirl:
“Confía en que la vida te llevará a donde se supone que debes llegar”
Quiero que se lleven ese mensaje porque me parece muy importante que lo internalicemos y que entendamos que aunque a veces podamos manipular las cosas y cambiar temporalmente su curso, al final las cosas siempre caerán en su lugar en el momento adecuado.
¿Crees que necesitas acompañamiento para aprender que no puedes controlarlo todo y a enfocarte en lo que sí puedes?
Un life coach muchas veces es la respuesta.
¿Cómo saber si necesitas un life coach?
Te invito a contactar conmigo por medio de una llamada para que me cuentes cómo estás viviendo este proceso y para que conozcas cómo puedo ayudarte a transformar esta necesidad de control en una visión más saludable de tu vida.