¿Cómo aprender a decir que no sin sentirse culpable?

¿Cuántas veces has hecho algo que no quieres o que te hace sentir incómoda porque no sabes decir que no?

A mí me pasó muchas veces y puedo confirmar que no saber decir que no no solo te va a hacer sentir incómoda, también te va a alejar cada vez más de conseguir la confianza en ti misma que tanto deseas.

Pero, ojo, debemos saber cuándo decir que no y a quién decirle que no porque tampoco se trata de convertirnos en una persona que de ahora en adelante le diga que no a todo y esté cerrada a la opinión y propuestas de otros.

Se trata de aprender a decir no a la familia, a tu pareja, amigos y hasta a tus jefes cuando no puedes o no quieres hacer algo que no es justo, que te supone una incomodidad o que traspasa tus límites personales.

Y muchas veces caemos en el error de mentir porque pensamos que no podemos decir que no sin quedar mal o sin ofender, pero no es lo ideal.

Entonces, ¿cómo aprender a decir que no sin sentirse culpable?

Primero hay que entender que decir que no no te hace mala persona, que tienes el derecho de decir que no y que no es justo para ti ceder ante la presión de los demás.

Para aprender a decir que no, hay que también entender por qué te cuesta decir que no.

De esto hablamos a continuación, y, además, te propongo 4 estrategias para aprender a decir que no:

¿Por qué me cuesta decir que no?

Yo siempre he admirado a esas personas a las que se les hace muy natural decir que no y establecer límites sobre lo que quieren y lo que no.

Pero la realidad es que habemos muchos otros que se nos hace más complicado y decir que no nos supone un malestar increíble.

Seguro estarás de acuerdo conmigo en esto, pero es que no solamente se trata del no en sí mismo sino que queremos evitar esa confrontación y ese momento incómodo que se crea cuando decimos que no.

Al final todos queremos que nos quieran, que nos acepten y muchos de nosotros no queremos decepcionar o quedar mal con alguien ni hacerle sentir mal.

Por eso terminamos sucumbiendo y decimos que sí para quedar bien con todos y evitar todo ese malestar.

La mala noticia es que si no aprendes a decir que no, vas a experimentar consecuencias grandísimas (quizá ahora mismo las estás experimentando).

Es un círculo vicioso. No saber decir que no nos hace sentir mal y repercute en nuestra autoestima y, a su vez, este malestar nos resta poder para decir que no.

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Razones por las que me cuesta decir que no

Aprendiste que tu opinión no tiene valor

En tu crianza, de manera consciente o inconsciente, te hicieron sentir y aprendiste que tu opinión no tiene valor porque las personas que imponen las reglas o tus “superiores” son los que tienen la razón y no se les puede cuestionar.

Esto, sin duda, crea en ti una sensación de inseguridad y hace mucho más difícil crear autoridad y criterio propio mientras vas creciendo.

De esta forma, en la adultez, no solo quieres complacer a todo el mundo sino que además esperas que otra persona sepa qué hacer y cuál es la decisión correcta.

Así, cuando estamos frente a alguien que tiene una personalidad fuerte, seguridad en sí mismo, que sí confía en su criterio y que pone cierta presión ante nosotros y ante una situación, tendemos a ceder porque confiamos inmediatamente en que esa persona sabe lo que hace y sentimos miedo a no ser asertivos, a no tener la razón y a que esa persona, que si esta segura de sí misma, nos confronte.

Miedo a las consecuencias

Estas “consecuencias” es simplemente lo que creemos que pueda pasar si decimos que no.

Por ejemplo, en el trabajo. Sí, debemos aprender a decir no en el trabajo y aprender a decir que no al jefe.

Estamos claros de que tenemos que hacer nuestro trabajo, pero incluso en nuestro trabajo hay situaciones en las que podemos y tenemos el derecho a decir que no y no lo hacemos porque tenemos miedo a que nos despidan o a no estar en buenos términos con nuestros superiores.

También pasa a nivel interpersonal, yo puedo temer decirle que no a una amiga porque me da miedo perder su amistad, que no me quiera o que la relación no vaya a ser la misma.

Sin embargo, te invito a pensar en que vale más sernos fieles a nosotras mismas que fallarnos por complacer a alguien más.

Decir que sí cuando quieres decir que no te va a evitar un posible conflicto pero te va a dejar un vacío, una sensación de arrepentimiento, de culpa y hasta de decepción contigo misma que se acumula y luego va a explotar y el resultado de eso nunca es bueno.

Es mejor prevenir y entender que una relación de amistad sana se alimenta de la honestidad, y eso implica decir que no muchas veces, eso implica enseñarle a las personas tus límites.

Recuerda: tú eres la única que puede establecer y proteger tus límites porque sino los demás van a  entender que no los tienes y va a hacer lo que quieran contigo.

¿Cómo aprender a decir que no?

1. Pierde el miedo a lo que los demás piensen de ti

Sé que es bastante complicado y quizá a veces hasta nos suene imposible, pero no solo es posible sino que es clave para aprender a decir que no.

Trabajar en que nos importe cada vez menos lo que los demás digan de nosotros es importante para sentirnos con la libertad de ser honestos con nosotros mismos y tomar decisiones más asertivas.

Claro, dentro de los límites de lo razonable.

No es que no nos va a importar nada y que le vamos a estar diciendo que no a todo pero es importante que entiendas que tú eres la única persona que tiene que estar satisfecha con las cosas que tú haces.

Una dinámica para aprender a decir que no que te propongo es analizar cómo te hace sentir o cómo te vas a sentir haciendo eso que te están pidiendo, qué estarías sacrificando y si estás dispuesta hacerlo para cumplir con esa persona.

Si la respuesta es que no te vas a sentir bien, que te vas a sentir incómoda, que estarías traicionando tus valores o quien eres, que estarías perdiendo tiempo que necesitas para hacer otras cosas prioritarias en tu vida o que estarías gastando un dinero que no te puedes permitir gastarte, entonces es momento decir que no.

Si quieres aprender a tener cada vez menos miedo de lo que los demás opinen de ti, te recomiendo leer este artículo: 10 pasos para quitarle importancia a lo que los demás piensan de mí.

2. Acepta la incomodidad

Evidentemente tener que decir que no, no es una posición cómoda, especialmente si le decimos que no a alguna figura de autoridad o a alguien que queremos mucho y queremos tener y mantener en nuestras vidas.

Pero debemos hacer las paces o al menos aceptar que es normal que sintamos esa ansiedad y esa incomodidad antes de decir que no o antes de negarnos a hacer algo que esta persona nos está pidiendo.

Y eso es algo que, sobre todo al principio, se siente como el fin del mundo.

También hay que aceptar que a la otra persona le puede causar incomodidad y que la situación en sí misma se puede sentir extraña.

Pero la idea es que no sucumbas, la idea es serte fiel por encima de todas las cosas.

Como te digo, no siempre es cómodo y no siempre es fácil, pero debes saber que tú tienes la capacidad y el poder de hacerlo y poco a poco se irá haciendo más sencillo y hasta llegará un punto en el que lo harás en automático.

Como todo, es cuestión de práctica.

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3. No des demasiadas explicaciones

Aprende a decir no sin dar explicaciones.

Es normal que no queramos decir simplemente “no”, un “no” seco.

Pero es importante que sepas que basta con decir “la verdad es que en este momento no puedo, se me hace imposible”. Sin más.

La mayoría de las veces no es conveniente enrollarnos con miles de justificaciones y explicaciones para intentar que la otra persona quede contenta.

Extenderte tanto en explicaciones al final lo que puede hacer es que la otra persona se agarre de alguna de esas excusas y le de la vuelta para intentar convencerte de que lo hagas y tú termines sucumbiendo por la presión.

Claro, también hay situaciones y personas a las que sí quieres explicarles por qué no puedes o no quieres hacerlo, e incluso puede que no quieras hacerlo hoy pero quieras hacerlo en otro momento o quieras darle otras opciones.

En estos casos puedes hacerlo, sobre todo si esa persona te importa.

Pero aún así es bueno que seas concisa y precisa. Por ejemplo: “hoy no puedo porque estoy intentando dormir temprano para dormir mejor, pero mañana puedo ir contigo en la tarde, ¿te viene bien?”

No se trata únicamente de decir que no y ya, podemos ser amables y plantear otras alternativas.

Pero aprende a jugar bien tus cartas y no gastarlas donde no merece la pena hacerlo.

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4. Mantente firme

Muchas veces te van a pedir justificaciones y explicaciones, te van a presionar y a chantajear emocionalmente para que lo hagas.

Lo importante es que te mantengas firme y decir: “de verdad es que no puedo. Lo siento mucho. Entiendo tu posición pero no puedo”.

Mereces que tu decisión sea respetada.

Recuerda que eres tú quien tiene el control siempre, lo que pasa es que en cierta forma te has acostumbrado a dejar el control en el otro. Yo he estado en esa posición también y es difícil retomar ese poder pero tienes toda la capacidad de hacerlo.

Hay una frase que me gusta mucho y que vale la pena recordar ahora:

“Es posible que no hagas ni seas aquello que deseas pero siempre tienes la opción de no hacer ni ser aquello que no quieres”.

Aunque ahora te cueste mucho defender tu posición, créeme que con la práctica vas a recuperar esa confianza en ti y vas a creer y a saber que tú tienes el control pero debes toma la decisión de empezar.

Estás a un paso del cambio y no estás sola. Recuerda que si sientes que te cuesta demasiado o que no tienes la claridad para poner en práctica estos consejos, podemos profundizar en esto y reforzar tu autoestima y la imagen que tienes de ti misma a través de mis sesiones de coaching.

Pongo a tu disposición mis conocimientos y herramientas para que tú misma puedas crear una realidad más amable y más bonita para ti.

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