¿Cómo recuperar la calma cuando todo sale mal? 5 herramientas para volver a ti
Estamos acostumbrados a pensar en la calma después de la tormenta, pero ¿y si te digo que podemos bailar bajo la lluvia?
¿Qué tal si aprendemos a cultivar la calma en medio de la tormenta en vez de esperar a que la tormenta termine?
Y no, no se trata de ser positivos incluso cuando parece que todo sale mal.
Porque, al final, la expectativa de que vamos a ser positivos todo el tiempo, sin importar lo que pase, es irreal.
Últimamente hay como esa presión o idea de querer llegar a ese nivel de iluminación total en el que no importa lo que esté pasando a mi alrededor, yo tengo que controlar mi mente y llegar a un punto en donde NADA me afecte pero la verdad es que eso es casi imposible y solo nos va a llevar a la frustración.
Lo que SÍ podemos hacer es tener más compasión con nosotros mismos y buscar recuperar nuestra calma.
Entonces, ¿cómo recuperar la calma cuando todo sale mal? A continuación, comparto contigo 5 herramientas para volver a ti:
1. Reorganizar tus prioridades
Cuando estamos enfrentando un momento difícil en nuestras vidas, lo primero que se ve afectado es nuestra rutina diaria y la jerarquía de prioridades que tenemos a diario.
Por es eso, es importante que te permitas reorganizar tus prioridades en función a lo que está sucediendo en tu vida HOY y a lo que requiere más atención AHORA sin sentirte mal por ello o como que estás “fracasando” por no tener listas esas cosas que debiste haber hecho o por no poder completar toda la lista de pendientes que tenías.
Y es que quizá no seas consciente de esto, pero esta situación nos puede generar una carga ENORME de preocupación y estrés que lo que hace es cegarnos aún más y que se nos haga difícil ver la salida.
En este punto, es importante poner el freno de mano y aceptar que hay ciertas cosas que DEBEMOS poner en pausa para agarrar fuerzas y retomarlas con mayor tranquilidad, inspiración, creatividad y energía.
Es demasiado desconsiderado contigo misma pedirte tener energía para afrontar esta tormenta por la que atraviesas y al mismo tiempo cumplir con todo lo que se suponía que ibas a hacer, como si nada pasara.
2. No tener vergüenza de pedir ayuda
Así como parar y reorganizar tus prioridades y no cumplir con todo NO es un fracaso, tampoco lo es pedir ayuda.
No eres más débil por pedir ayuda.
No eres más fuerte por sufrir en silencio o por llevar toda la carga TÚ solo.
Pedir ayuda es de valientes, no es nada por lo cual avergonzarse.
La realidad es que, en la mayoría de los casos, pedir ayuda nos hace sentir más ligeros y nos permite ver cosas que no podemos ver con claridad porque estamos sumidos en el caos.
Además, esa mano amiga que otro te puede tender muchas veces puede ser la clave para salir de esa situación complicada que estás atravesando.
A veces podemos necesitar la compañía del otro, los conocimientos del otro, la habilidades del otro, los talentos del otro, otra persona que simplemente nos escuche o que nos abrace.
Permítele a los demás estar para ti y, por favor, ten siempre presente que NO eres una carga para nadie, mucho menos para la gente que te ama y que quiere tu bienestar.
Recuerda, no se entregan premios a quien puede con todo.
Si lo que sientes que necesitas es la ayuda de un profesional que esté especializado en este tema y que pueda ayudarte con herramientas valiosas y que genere un espacio seguro en el cual desahogarte, no dudes en contactar conmigo. Para mí sería un GRAN privilegio acompañarte en este proceso a través de cualquiera de mis programas de coaching online que puedes hacer desde CUALQUIER parte del mundo.
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3. Darte el espacio para sentirte mal
Como decía al principio, ser positivos todo el tiempo es IMPOSIBLE, al final la positividad tóxica nos hace más daño que bienestar.
Acepta que hay días más difíciles que otros y, cuando esos días difíciles llegan y parece que TODO va mal, date permiso para sentirte frustrado, para llorar, para tener rabia, para SENTIR.
Recuerda que las emociones están aquí para decirnos algo, para enviarnos un mensaje, para hacernos saber cuándo se están irrespetando nuestros límites, para descubrir aquello que no nos gusta, para descubrir lo que nos parece justo y lo que no, para reafirmarnos qué es lo que verdaderamente nos importa; sea cual sea el mensaje, ábrete a escucharlo.
¿Qué podemos hacer?
Permítete llorar si así lo deseas
Permítete desconectar de las redes sociales, de los pendientes y del teléfono en la medida que puedas.
Permítete llevar el día más despacio de lo que sueles llevarlo.
Cancela los planes a los que no te apetece asistir, sin culpas ni remordimientos.
Busca la manera de cultivar esa bonita capacidad de ser más amable y más compasivo contigo mismo, TÚ te lo mereces.
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4. Liberar la saturación mental
Sé que siempre lo digo, pero es verídico el poder que tiene poder desahogarse y liberar nuestra mente de todos esos pensamientos negativos e invasivos que se apoderan de nosotros cuando estamos atravesando una tormenta personal.
Puede ser un journal o simplemente en un papel viejo, aquí lo que importa es que escribas a mano todo eso que te está atormentando para que vacíes tu mente y le dejes espacio para pensar en soluciones, para pensar creativamente en cómo abordar esa situación en particular o para incluso ver las cosas desde otra perspectiva.
Escribir es una de las herramientas más poderosas que existe para aliviar la saturación mental y, a su vez, la saturación mental es la razón número uno por la que no logras tomar decisiones rápido y piensas demasiado las cosas.
Una manera muy fácil de hacerlo es escribir todo aquello que está saliendo mal en pequeños bullets y luego asignar pequeñas acciones diarias que puedes empezar a hacer para moverte hacia adelante y hacerle frente a esas cosas.
Después de esto, solo te quedará tomar acción.
Y es una excelente respuesta cuando nos estamos preguntando ¿cómo motivarse cuando todo sale mal?
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5. Encontrar un momento para liberarte
Cuando parece que todo va mal, cuando estamos pasando por momentos difíciles, es importante propiciar nosotros mismos un momento para nosotros.
Es decir, es muy común que, por el contrario, busquemos saturarnos de cosas que nos den una sensación de alivio y paz momentánea pero que simplemente no son de demasiada utilidad, esto puede ser ver las redes sociales, hacer maratón de series, o cualquier otra cosa que nos permita “no pensar” pero, por el contrario, lo que necesitamos es liberarnos de distracciones vacías y conectar con nosotros mismos.
Pero, ¿cómo se ve eso?
Se ve como un paseo por el parque.
Se ve como salir a correr.
Se ve como un café o un té que te vas tomando suavemente a sorbos y en calma.
Se ve como sentarte a tocar un instrumento.
Se ve como cantar por toda la casa.
Se ve como pintar algo que te permita desahogar lo que sientes.
Se ve como sentarte frente a la playa o a la montaña.
Se ve como una caminata sin rumbo.
Se ve como sentarte a contemplar las vistas desde tu ventana, patio o balcón.
Ajústalo a tu agenda, a tus intereses o a tu tiempo, pero si hay algo a lo que nunca debes renunciar es al tiempo para ti.
La idea no es estar en piloto automático, la idea es estar conscientes de nuestras emociones, darnos un abrazo a nosotros mismos y permitirnos recuperar la fuerza que nos de la gasolina que necesitamos para ir con todo.
Sacar tiempo para ti te va a dar una sensación muy poderosa de recarga.
Estar contigo mismo te permite recuperar esa claridad mental que tanto necesitas para tomar las decisiones que tengas que tomar.